martes, 11 de noviembre de 2008

Manuel María Bru discrepa de "Línea Editorial Cope"

El sacerdote Manuel María Bru es el responsable de la Programación Socio-Religiosa de la Cadena Cope. Son conocidas sus diferencias con la principal comunicador de la cadena, Federico Jiménez Losantos; discrepa con el en la defensa que este hace del liberalismo, al que considera un ideología incompatible con la fé católica y condenada por la Iglesia; y en el trato despectivo que ha dado a personalidades u organizaciones católicas (Nuncio Monteiro, Cardenal Sistach, Opus,...).
En el día de hoy, la discrepancia ha ido mas allá de la figura de Losantos y ha entrado en el campo de la línea editorial de la Cadena, criticando a los que aprovechan el duelo por la muerte de los soldados en Afganistán para criticar al Gobierno a cuenta del carácter que da a la misión en ese páis.
Cuando eran poco mas de las 3 de la tarde se ha leído siguiente comentario dentro de "Línea Editorial Cope":
La paradoja afgana
Se repite hoy martes la ceremonia fúnebre de acogida de los dos militares asesinados en Afganistán, en un nuevo atentado terrorista, con el consuelo para sus familias de que toda España comparte su dolor y admira la heroicidad de su servicio. Decía ayer la ministra de Defensa que los militares españoles están en Afganistán, junto a los de otros 40 países, para defender la paz y la seguridad de todos sus compatriotas. Con más precisión aún, el presidente del Partido Popular había declarado anteriormente que la misión de nuestro Ejército en aquellas inhóspitas tierras, es la de defender los valores de lo que llamamos Occidente. Todo esto es cierto, y se aleja del engañoso pacifismo con que el presidente Zapatero ha querido envolver la participación española en aquel país asiático. Claro es que esta misión tiene como fin establecer una paz justa, pero confundir el Ejército con una ONG es un engaño que no debe consentirse. Nuestros soldados están inmersos en una auténtica guerra global contra el terrorismo iniciada tras la tragedia del 11-S, que dura ya siete años y que no tiene visos de acabar. La gran paradoja es que allí se juega en parte la seguridad mundial, mientras buena parte de nuestra sociedad no entiende ni valora esa lucha, y la estrategia de comunicación de nuestro Gobierno no ayuda a ello. Por otra parte, es necesario que los propios países musulmanes, conscientes de que también su suerte está en juego, se impliquen decididamente en esta tarea, tanto en el plano militar como en el político, y sobre todo en el educativo
A continuación ha empezado el programa del Sr. Bru, con el siguiente comentario:
Monseñor Juan de Río, Arzobispo Castrense, ha dicho en la homilía del funeral esta mañana por los dos soldados abatidos en Afganistán en atentado terrorista, palabras profundas, elocuentes y esperanzadoras como estas dirigidas a las familias de los fallecidos: “¿Cuantas preguntas en vuestras mentes y en vuestros corazones? Pero ánimo, no tengáis miedo. Sed valientes. Porque fueron soldados valientes de España hoy presenciamos la muerte no como desesperación, sino como misterio. Ellos han sembrado los valores de la paz, de la libertad, del progreso, de la ayuda solidaria. Descansen estos buenos soldados de España, y que Dios los siente en la mesa de los justos. Y vosotros consolaos con palabras de la fe, porque el amor es más fuerte que la muerte”.El amor es más fuerte que la muerte. Y estos soldados, ciertamente, han muerto en acto de servicio, un servicio en el que el amor cristiano es el único capaz de explicar porque alguien puede jugarse la vida por la paz, la libertad, el progreso y la ayuda solidaria, como ha dicho el Arzobispo Castrense. Y el dolor por su muerte va unido a esta esperanzadora y alentadora certeza: que su amor es más fuerte que su muerte. Y esto es lo único que hoy importa. Y ante lo cual cualquier consideración crítica sobre el tipo de presencia de las Fuerzas Armadas en Afganistán, sobre si su misión es o no es una misión de paz, o sobre la coherencia o incoherencia de las autoridades civiles que acompañan a las familias y a los compañeros de estos soldados en este día de duelo, es una ofensa a la memoria de estos soldados, a su entrega, al sentido de la entrega de su vida.Si, con voz bien alta, todo buen nacido que no sea esclavo del pacifismo utópico o del belicismo ideológico, habrá de quedarse hoy sólo y únicamente con esta verdad, la única que importa, la de que estos dos soldados, Juan Andrés y Rubén, como todos aquellos que han fallecido en una guerra por proteger a los más débiles, han sembrado y han dado la vida por los valores de la paz, de la libertad, del progreso, de la ayuda solidaria, y por eso, podemos rezar con el Arzobispo Castrense, “no son extraños los que llaman a tu puerta, Señor”.
Publicidad:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno el post. No tiene desperdicio. Aunque a mi Bru me cae tan mal como Losantos y cia.

Un saludo, José María Garrido