El telepredicador norteamericano Pat Robertson ha causado una gran polémica, por unas declaraciones en las que achaca todos los males que sufre Haití, a que sus habitantes han realizado un pacto con el diablo.
Pero no hay que irse a EEUU para encontrar personajes con tan peculiares pensamientos. Eulogio López, director del digital Hispanidad.com, ha escrito un artículo con el mismo tipo de argumentos:
Haití es, además, el país de la brujería y el vudú. No por pobre, sino por una tradición demoníaca ancestral. Si puede hablarse de una religión oficial en la parte occidental de la isla es el culto a Jamaja, el demonio.
Lo que sindica que Haití necesita una doble ayuda: la material, contra el terremoto, y la otra.
Por cierto, Pat Robertson, además de un fundamentalista religioso, tiene una deficiente cultura histórica. Cuando Haití alcanzó la independencia, 1 de enero de 1804, el que gobernaba en Francia era Napoleón (Napoleón I cuando ese mismo año fue proclamado emperador), pero Napoleón III no accedió al poder hasta casi cincuenta años después.
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